Paul:
(…) And I know that from today, I'll see
it in the way,That you look at me, And say ah you love me…
Del
otro lado del estudio:
Robert:
Wellington… Wellington –intentado hacerme racionar- ¡Wellington!
Yo:
¿Ah, sí? ¿Qué pasa, Robert? –reaccioné ya que estaba algo atontada con su
música. Consiente de lo que pasaba, pero
sin embargo no quitaba la vista de The Beatles-
Robert:
¿Qué dices?
Ese
“¿Qué dices? “ Me pareció bastante extraño ya que era la primera vez que alguien de ese lugar
me preguntaba sobre mi opinión.
Yo:
¿Que qué digo... ?
Digo que son la banda más talentosa que verás en décadas. Digo que Paul es la persona más hermosa que he visto. Digo John es precioso, George también y ni hablar de Ringo.
Yo: Uhm… Son muy buenos.
Digo que son la banda más talentosa que verás en décadas. Digo que Paul es la persona más hermosa que he visto. Digo John es precioso, George también y ni hablar de Ringo.
Yo: Uhm… Son muy buenos.
Robert Me miró serio y volvió la mirada a The Beatles. No le dio mucha importancia a
lo que dije, claro.
Fin de la canción.
Brian:
Y bueno, ¿qué les parece?
Robert:
La verdad es que no nos gusta cómo suenan, y la música de guitarristas está pasando
de moda, pero gracias por intentarlo.
Yo:
¿Qué?! Robert, son precisamente lo que TÚ estabas buscando, tan sólo escúchalos,
¡son realmente buenos! ¡Son perfectos! –exclamé muy alterada-
Robert:
Wellington, su sonido no es el que buscamos. ¿Luego qué creerá la gente? Si su
música es basura, apesta. Ahora quieres por favor calma… -le interrumpí-
Yo:
¿Sabes? ¡Me importa un carajo lo que crea la gente! ¡Tienen más talento que
todas las personas de acá juntas! ¡Tienes el gusto como la mierda!
The
Beatles y los demás me quedaron mirando impresionados. Seguramente para ellos
aparentaba ser una señorita de buenos modales y esas cosas, pero no era siempre así, ahora de verdad estaba molesta.
Robert:
¿Qué acabas de decir?! –se paró de exaltado la silla en la que se encontraba sentado-
John:
¡Que tienes el gusto como la mismísima mierda y que te jodieras! –repitió como si le hubiera causado mucha gracia- ¡Michelle, eres mi ídola!
George:
Robert, tu corbata es horrenda. A quién se le puede ocurrir ponerse una corbata
con ositos rositas. –mofándose de él y su horrenda corbata- Y te atreves a
hablar de gustos.
Robert:
¡Wellington, estás definitivamente despedida! ¡Vete ya, estúpida!
Me quedé en silencio. Ahora me había calmado. No sabía qué decir; no recordé
las consecuencias que traería defenderlos.
Robert:
¿Qué no oíste? ¿Además de estúpida eres sorda?
Paul:
¡Oye, ya para! ¿Qué te pasa con mi novia?!
–lo empuja-
Yo:
¿Novia? -lo miré muy extrañada, tal como la expresión de Pattie Boyd en AHDN
cuando dice: ¿Prisoners?! Sólo que esta vez cambiaba la frase- ¿Yo tuya?
Brian:
Contrólate, Paul. Señor, por favor, ella sólo dijo su opinión. Con insultos,
pero fue sincera, usted también nos debe una disculpa, ¿no cree?
Robert:
Si tanto la defienden también quieren irse junto con ella, ¿no? Salgan
inmediatamente de aquí todos, ¡fuera!
Me
retiré con las pocas cosas que tenía, pero antes de llegar a la puerta me
devolví para una “despedida”.
Yo:
¡Hey, Robert! –le grité-
Robert:
¿Ahora qué? ¿No te dije que te largaras?
Le enseñé mi rudo dedo de en medio -(?)- Y me fui.
Le enseñé mi rudo dedo de en medio -(?)- Y me fui.
Ya
estando afuera.
Brian:
Michelle, siento todo lo sucedido. Todo fue culpa nuestra. En verdad me apena
mucho. Te doy nuestra sentida disculpa.
Yo:
No, fue mi culpa. No te preocupes, de todos modos me iba a ir luego… -aunque sabía que
eso no era cierto-
George:
Perdónanos.
Paul:
De verdad lo siento muchísimo, Michelle. No estés triste, ¿sí? Eres muy hermosa
como para estarlo.
Yo:
Paul, sobre eso… ¿Puedes venir un
segundo?
Paul:
Claro. -nos alejamos del resto-
Yo:
Bien, ¿por qué demonios dijiste que era tu novia?
Paul:
Porque... Michelle, tú… ¿Quieres... -de la
nada aparece George-
George:
¿Interrumpo algo? No, no creo. Eh, Michelle, necesitamos hablar contigo si no es mucha molestia.
Yo:
Oh claro, George. –fui con los demás-
Paul:
Maldito, estaba a punto de preguntarle si quiera ser mi novia. O sea que dijera
que sí. -le
dice a George-
George:
Já, ¿cómo estás tan seguro?
Paul:
Por favor, soy Paul McCartney.
Interrumpe
John.
John:
¿El par de novios puede acercarse?
Paul
& George: Vete al diablo, John. –se acercaron-
Yo:
Entonces... Fue un placer conocerlos, de verdad. Y de volver a encontrarme contigo,
Rich.
Ringo:
¿Qué? ¡No! ¿Y a dónde vas?
Yo:
Pues, a mi casa.
John:
Tú no vas a ninguna parte. -con la cara de pervertido que a veces hace-
Paul:
Ay, John por favor.
Yo:
Nos vemos pronto, estoy segura de eso. -los
abracé y me despedí de los cinco-
Paul
se acercó a mí y me dice:
Paul:
Michelle, tú ya sabes lo que siento...
Yo:
No, Paul, no lo sé. Nos conocemos recién. Ni siquiera sé dónde vives.
Paul:
A sólo unas calles de aquí. Pero eso da igual. –me toma de las dos manos- Michelle,
tú me gustas.
“Tú me gustas” Yo le gusto, ¡YO! ¿Pueden creerlo?
“Tú me gustas” Yo le gusto, ¡YO! ¿Pueden creerlo?
Me quedé en silencio unos segundos. Siendo sincera me asustaba
algo el hecho de “querer” a alguien que apenas conocí hace unas horas. Jamás creí
en el amor a primera vista y todas esas cursilerías, quizá porque nunca lo
había sentido, pero había algo distinto en él, era completamente diferente a
los otros chicos, pero de todos modos no estaba segura de eso.
Yo:
Yo… Sería una tonta si dijera que no siento algo por ti… -bajé la mirada- ¡Los visitaré, lo prometo! -me alejé corriendo
del lugar-
Paul
se sentía pésimo; lo habían rechazado, o eso creía. ¿Quién rechaza a Paul
McCartney?
Seguía
corriendo y ya estaba lo suficientemente lejos de ellos.
Yo:
¿Qué mierda estoy haciendo? –me detuve- Yo... ¡Lo amo!
Toda
la gente me quedó mirando como si estuviera loca.
Yo:
¿Qué? ¿Nunca han visto a chica gritar en la calle?